Mi ciudad (II)
8 de abril, día de Alta Gracia, mi ciudad
Dice en parte la
escritura de donación, dada en Córdoba el 24 de junio de 1643.
Cuando los Jesuitas llegan a la Estancia de Altagracia, comienza en la misma una época de gran progreso, cuyo esplendor se mantiene hasta 1767, año en que los miembros de la Orden son expulsados de todas las misiones en América, pasando sus bienes a ser administrados por una Junta de Temporalidades. Los esclavos negros son llevados a Córdoba y la Estancia de Alta Gracia queda prácticamente abandonada.
¡Bienvenidos a mi casa!
Se reconoce como día del origen de Alta Gracia el 8 de abril de 1588, momento de encuentro de las culturas aborigen y española en el Valle de Paravachasca.
Se reconoce el día 24 de septiembre, fecha de la festividad de la Virgen Nuestra Señora de la Merced, Patrona de esta comunidad.
Cuando se trata de identificar a Alta Gracia, en todo tipo de grafía escrita o artística, la Iglesia de Nuestra Sra. de la Merced, ha sido y es, el ícono distintivo.
Cuentan los libros que. . .
(1588-1767)
Entre 1588 y 1767, en
el amplio valle denominado Paravachasca por sus habitantes nativos, y ubicado
al sur de la recién fundada Córdoba de la Nueva Andalucía, por Don Jerónimo
Luis de Cabrera, esto es sucintamente lo que ocurrió:
Don Juan Nieto,
compañero de expedición de Don Jerónimo
Luis de Cabrera, recibe, el 8 de abril de 1588, aquellas tierras en merced,
convirtiéndose así, en su primer propietario, con los títulos de acuerdo a las
leyes de la Corona española; inicia la explotación de la encomienda,
habilitando casas, ranchos y corrales de piedra, dando forma a una pequeña
estancia, a la que llamó Potrero de San Ignacio de Manresa.
Habiéndose casado con
Estefanía de Castañeda, de tal unión nace una hija.En el año 1609, Don
Juan Nieto fallece y las tierras de Paravachasca pasan a manos de su esposa e
hija.
En el año 1612, y
habiendo fallecido aquélla, su viuda contrae nuevo matrimonio con Don Alonso
Nieto de Herrera, quien sin tener ningún parentesco con el primer propietario
se hace cargo del manejo de todos los bienes de la familia y funda la Estancia de Nuestra Señora de Altagracia,
otorgándole tal nombre en honor a la patrona de Garrovillas de Alconétar, su
pueblo natal en España.
En el año 1623 fallece
su esposa Estefanía, heredando sus bienes. Al enviudar por segunda vez, Alonso
Nieto de Herrera, en soledad y sin descendencia de ambos matrimonios, decide
(1643) ingresar a la Orden de la Compañía de Jesús, donando a ésta todos sus
bienes.
“…Y
ansi siguiendo la voluntad de nuestro buen Dios y Señor, de mi agradable
voluntad, por servir a su divina majestad otorgo por la presente que desde
ahora para siempre jamás hago gracia y donación plena, perfecta e irrevocable
que el derecho llama inter vivos al Colegio de la Compañía de Jesús de esta
ciudad de los bienes muebles y pastos que el Señor me ha dado que son los
siguientes:
La Estancia nombrada
Nuestra Señora de Altagracia a 5 leguas de esta ciudad, poco más o menos
conforme a los títulos que de ella tengo…”
Cuando los Jesuitas llegan a la Estancia de Altagracia, comienza en la misma una época de gran progreso, cuyo esplendor se mantiene hasta 1767, año en que los miembros de la Orden son expulsados de todas las misiones en América, pasando sus bienes a ser administrados por una Junta de Temporalidades. Los esclavos negros son llevados a Córdoba y la Estancia de Alta Gracia queda prácticamente abandonada.
Sus obras
arquitectónicas perduran hasta la actualidad.
Nuestra mente colectiva
sabe distinguir y apreciar aquello que nos identifica
Linda historia nos presentas, amiga, aunque la fundaciones de nuestros pueblos y ciudades tienen sus semejanzas, por ser historias más recientes y nacen de un mismo tronco, bien quedan documentadas...algo que no pasó con La Habana, mi ciudad.Es el caso que se asentó, en primera instancia, al sur, y, al caer en cuenta de los beneficios de nuestra bahía, se trasladó al norte; mas,no queda claro en qué lugar fue el primer asentamiento en la costa sur, y se toma como fundación la primera misa que se celebró, bajo una ceiba —en el lugar conocido por el Templete— de lo que era un caserío. Siendo la Capital del país, es la única ciudad que tienen un vacío en su historia fundacional. Muchas gracias por compartírnoslo.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias José por tu visita y el agradable comentario sobre la historia de tu ciudad. Todo esto nos enriquece.
Eliminar