El Museo histórico de Alta Gracia
El Museo I
Vista panorámica de la Iglesia y la Residencia, hoy Museo |
Planta alta y planta baja de la Residencia |
Aljibe y patio |
Galería de la Residencia |
Vista de la Iglesia desde una de las arcadas de la galería de la Residencia |
Ingreso por el patio |
La importancia del
Museo radica fundamentalmente en su valor arquitectónico que se preserva fiel a
la estructura original. En la actualidad el Museo cuenta con diecisiete salas
de exposición permanente, las que han sido ambientadas de acuerdo a las
sociedades durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Estas salas están ubicadas en
la planta alta del edificio, donde se encuentran además el Salón Auditorio y la
Biblioteca.
Ingreso actual por calle Padre Domingo Viera 41 |
En la planta baja
funcionan la Dirección, el área de información y administración, una Sala
dedicada a la Estancia de Altagracia, el Almacén Jesuítico que alberga al Área
de Servicios Educativos y la Tienda del Museo.
Ingreso en el pasado |
Este edificio, llamado “La
Residencia”, construido en el siglo XVII, con un estado de conservación
excelente, se encuentra enclavado en el Centro Histórico de la ciudad y fue
declarado Monumento Histórico Nacional en 1941. Expropiado en 1968, los
trabajos de restauración sobre el mismo se iniciaron en 1971 y en 1972 se
habilitaron algunas salas, quedando inaugurado oficialmente el 26 de agosto de
1977.
Se estima que visitan
este Museo, 135.000 personas por año. El mismo está abierto, con diferentes
horarios según se trate de Temporada turística alta o baja, todo el año de
martes a domingo.
Logo del Museo |
El Museo II
El Museo Histórico
Nacional de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers, popularmente conocido como "Museo del Virrey Liniers" o simplemente "Museo Liniers", tiene su sede en una antigua residencia del siglo XVII que integraba el casco
de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia.
Córdoba era en aquella
época capital de la Provincia Jesuítica del Paraguay. Esa Provincia comprendía
los actuales territorios de Paraguay, Brasil, Uruguay, Bolivia y Argentina,
conformando una red social, económica y cultural que convirtió a Córdoba en uno
de los centros de desarrollo más importantes de Sudamérica.
Dentro de esa
estructura surgieron las estancias de Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta
Gracia, La Candelaria y San Ignacio de los Ejercicios (hoy en ruinas) que
solventaron con su producción económica los establecimientos educativos
fundados por los jesuitas en el ámbito urbano y que actualmente forman parte de
la Manzana de la Compañía en la ciudad de Córdoba. La Estancia de Alta Gracia
fue uno de los centros rurales más prósperos de la Orden. Tenía como objetivo
el sostén del Colegio Máximo, luego primera universidad del territorio
argentino y mantenía un fluido intercambio económico con las otras estancias
jesuíticas y con el circuito comercial andino a partir de la comercialización
de ganado mular.
Este centro rural
estaba integrado por la Residencia (actual museo), la Iglesia, el Obraje donde
se desarrollaban algunas de las actividades manufactureras, la Ranchería
(vivienda de negros esclavos y nativos), el Tajamar (dique de 80 m de largo),
los Molinos Harineros, los Hornos de cal, ladrillos y tejas, el Batán(edificio
que alberga una máquina movida por el agua y compuesta por mazos de madera
cuyos mangos giran sobre un eje para golpear, desengrasar los cueros y dar
consistencia a los paños) y otras construcciones que datan de los siglos XVII y
XVIII.
En 1810 la Estancia fue
adquirida por Santiago de Liniers quien vivió unos pocos meses en la casa.
En 1820 José Manuel
Solares compró la propiedad a la familia de Liniers, siendo el último dueño de
la estancia.
Por voluntad
testamentaria decidió el deslinde de los terrenos para la conformación de una
villa, hoy ciudad de Alta Gracia, quedando la residencia en el centro del
núcleo urbano al que dio origen. Durante cien años la familia Lozada, heredera
de Solares y sus descendientes fueron los propietarios de las construcciones
jesuíticas y tierras adyacentes.
En 1969 la Nación Argentina
expropió a sus dueños la residencia, convirtiéndola en Museo, inaugurado
oficialmente en 1977. Su importancia radica fundamentalmente en su valor
arquitectónico, que se preserva fiel a la estructura original.
Esta casa museo ha sido
ambientada de acuerdo a los modos de vida que tenían los cordobeses y serranos
en los siglos XVII, XVIII y XIX y su patrimonio está compuesto por objetos de
gran significación, evocadores de la vida cotidiana y las formas de trabajo en
la antigua estancia.
Por medio de dioramas,
maquetas, gráficos, fotografías en las salas y ambientaciones de época
(herrería, alcoba, cocina, etc.) se procura que el visitante descubra quiénes
fueron los actores sociales que vivieron y trabajaron en ella: jesuitas,
negros, aborígenes., europeos y criollos.
Año 2000, de la Declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO |
Logo de la UNESCO |
El 2 de Diciembre del
año 2000, La Residencia fue declarada junto con la manzana jesuítica de Córdoba
y las otras estancias jesuíticas de la Provincia, Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO.
Museo Nacional
Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers
Padre Viera 41.
Tel.: 00 54 03547 421-303 / 428-734
Fuentes:
https://altagracia.gob.ar/turismo/
Conocer los Museos, es aprender la Historia. Si son nuestros, merecen nuestra dedicación. Los invito a conocer estas historias.
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