Una síntesis necesaria III
Se reconoce como día del origen de Alta Gracia el 8 de abril de 1588, momento del encuentro de las culturas aborigen y española en el Valle de Paravachasca, según la Carta orgánica municipal de 1999.
Se reconoce el día 24 de septiembre, fecha de la festividad de la Virgen, Nuestra Señora de la Merced, Patrona de esta comunidad.
Cuando se trata de identificar a Alta Gracia, en todo tipo de grafía escrita o artística, la Iglesia de Nuestra Sra. de la Merced, ha sido y es, el ícono distintivo.
Cuentan los
libros que. . .
(1767-1810)
En el año 1767 por
disposición de la Corona española, según el real decreto de fecha 2 de febrero,
los padres de la Compañía de Jesús son expulsados de los dominios de Carlos III
en América, pasando sus bienes a ser administrados por la Junta de
Temporalidades. El mandato se cumple en Alta Gracia, el 14 de julio de dicho
año, y para el día 22, se dispone la salida de Córdoba rumbo a Buenos Aires,
camino al destierro.
“La administración de las
temporalidades fue prolongada y alcanzó hasta principios del siglo XIX. Una
primera etapa de esa administración corresponde al período 1767 á 1770, gestión
inicial o provisoria que desempeñó Francisco de Paula Bucareli en el Río de la
Plata. Una segunda etapa, desde 1770 á 1785 está signada por la labor de la
Junta Superior y las Juntas Municipales, creadas a ese efecto."
Mucho después |
La Estancia de Alta
Gracia, fue mal administrada, con un desmantelamiento en su aparato productivo,
dando pérdidas a lo largo de los cinco años.
Los esclavos negros son llevados a
Córdoba, quedando prácticamente abandonada.
La imposibilidad de
administrar la Estancia por la Junta de Temporalidades hace que el mismo Gobernador
y Capitán general del Río de la Plata, Juan José de Vértiz, dispusiera en 1772,
el remate público de la estancia y sus bienes.
Juan José de Vértiz |
En 1785 hipoteca Alta
Gracia y sus propiedades en Córdoba y obtiene de la Junta de Temporalidades
nuevos plazos. Muere en 1786, haciéndose cargo de la administración de la
Estancia su hijo, Manuel Antonio Rodríguez, permaneciendo en sus funciones por
diez años. En 1787 hay un notorio menoscabo de la producción de la Estancia y
se acuerda una nueva prórroga para la liquidación de la deuda. Para ejecutar el
crédito de Don José Rodríguez a favor de la Junta de Temporalidades, se remata
nuevamente la Estancia en 1796.
Resulta mejor postor
Juan del Signo, a quien se le adjudica la Estancia actuando como apoderados
Victorino Rodríguez y Antonio de Arredondo. Victorino era hijo del deudor
ejecutado e integraba a su vez la Junta de Temporalidades que había dispuesto
la subasta. Al poco tiempo se produce la división de la extensa propiedad de
acuerdo a un arreglo entre los compradores:
Los puestos principales
y la mitad de los esclavos, para Arredondo, lo cual significaba jornadas de uno
o dos días a caballo por senderos rocosos para visitarlos. El Convento y las
tierras que lo rodeaban para Victorino Rodríguez quien lo poseyó hasta 1810,
fecha en que la Estancia, mucho más reducida es vendida.
Los puestos principales
y la mitad de los esclavos, para Arredondo, lo cual significaba jornadas de uno
o dos días a caballo por senderos rocosos para visitarlos. El Convento y las
tierras que lo rodeaban para Victorino Rodríguez quien lo poseyó hasta 1810,
fecha en que la Estancia, mucho más reducida es vendida.
El 17 de enero de 1810,
un nuevo propietario entra en la historia de la estancia, el héroe de las
invasiones inglesas, don Santiago de Liniers.
Santiago de Liniers |
Tiempo después, Liniers habría de comentar a un
amigo suyo:
“. . .He colgado la espada para empuñar el
arado; cuando considero que la casa e iglesia, toda de piedra, ladrillo y cal, todo
de bóvedas, si fuese a edificar no se podrían hacer [por] menos de 150.000
pesos, me asombro de mi adquisición. . .”
Algunas Fuentes de esta entrada:
Conocimiento personal adquirido en Libros sobre la historia de la ciudad.
(Continuará el jueves 12 de septiembre)
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