Sueño y descanso
Hoy, es noche de luna llena
El
sueño se origina a partir de un procedimiento de la mente no programado ni
dirigido que se basa en la reelaboración de distintos datos que se almacenan en
la memoria. El sueño restaura tanto los niveles normales de
actividad, cuanto el equilibrio entre los centros neuronales.
¡Buenas noches!
El
descanso y el sueño son esenciales para la salud y, básicos para la calidad de
vida de las personas.
Sin
sueño y sin descanso la capacidad de concentración, de enjuiciamiento y de acción
cotidianas, disminuye, al tiempo que aumenta la irritabilidad.
Descanso o reposo
El
descanso es un estado de actividad mental y física reducido, que hace que el
sujeto se sienta fresco, rejuvenecido y preparado para continuar con las actividades
diarias.
El
descanso no es simplemente inactividad, requiere tranquilidad, relajación,
ausencia de estrés emocional y liberación de la ansiedad. La persona que
descansa se encuentra mentalmente relajada, libre de ansiedad y físicamente
calmada.
El
concepto de descanso depende de cada persona. Muchos reposan caminando o
escuchando música, otros hacen una siesta corta de veinte a treinta minutos y
otros meditan.
Sueño
El
sueño representa una función vital, por ser imprescindible (el ser humano no
puede vivir sin dormir), restauradora (el sueño repara el cuerpo cada día),
complementaria y fundamental para asegurar la vigilia (se duerme para poder
sentirse despierto al día siguiente), fisiológicamente necesario.
Según
el Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe: Sueño es el acto de dormir. El sueño restaura tanto los niveles normales de actividad, cuanto el equilibrio entre los centros neuronales.
El
vocablo sueño (del latín somnus) designa tanto el acto de dormir como el deseo
de hacerlo (tener sueño).
Sueño
es el acto de dormir o el deseo de hacerlo:
“Me voy a dormir, tengo mucho
sueño”
“Me levanté a las dos de la tarde: no tengo sueño”
Evidentemente sueño
en el sentido de descansar durmiendo nada tiene que ver con su plural: sueños,
entendidos como estructuras oníricas aleatorias. La interpretación y análisis
de los sueños es una de las actividades contempladas por el
psicoanálisis.
La
noción de sueños, por último, también se utiliza para nombrar a los deseos o
proyectos de difícil concreción: “Conocer París y Roma son mis sueños”.
Organización del sueño
En
el adulto, el sueño nocturno de unas ocho horas de duración, se organiza en 4-5
ciclos de unos 90-120 minutos, durante los cuales se pasa de la vigilia a la
somnolencia (estadio o fase I), de allí al sueño ligero (fase II), de allí al
sueño lento o profundo (fase III) y finalmente al sueño MOR (fase IV). Con la
sigla MOR se designa al sueño de movimientos oculares rápidos que es la
fase del sueño durante la cual se presenta la mayor frecuencia e intensidad de
las llamadas ensoñaciones o sueños.
Su
distribución estándar en un adulto sano es aproximadamente la siguiente: Fase
I, el 5 %; Fase II, el 50 %; Fase III, el 20 % y Fase MOR, el 25 %.
¿Cuánto dormimos?
Las
necesidades de sueño varían según la edad. El niño recién nacido duerme casi todo el día.
A
lo largo de la lactancia los períodos de vigilia son progresivamente más
prolongados y se consolida el sueño de
la noche; además, la proporción de sueño MOR desciende al 25-30 %, que se
mantendrá durante toda la vida.
A
la edad de 1-3 años el niño ya sólo duerme una
o dos siestas.
Entre
los 4-5 años y la adolescencia los niños son híper vigilantes, muy pocos
duermen siesta pero tienen un sueño nocturno de 9 horas bien estructurado en 5 ciclos o más.
En
los individuos jóvenes reaparece en muchos casos la necesidad fisiológica de una siesta a mitad del día (reposo).
La
necesidad de sueño en un adulto puede oscilar entre 5 y 9 horas.
Asimismo,
varía notablemente el horario de sueño entre personas llamadas noctámbulas es decir las que se acuestan
muy tarde, entrada la noche y las madrugadoras, es decir la que se levantan muy temprano.
En
épocas de mucha actividad intelectual o de crecimiento o durante los meses del
embarazo, puede aumentar la necesidad de sueño, mientras que el estrés, la
ansiedad o el ejercicio físico practicado por la tarde, pueden disminuir la
cantidad de sueño.
En
los ancianos se va fragmentando el sueño nocturno con frecuentes episodios de
despertar y se reduce mucho el
porcentaje de sueño en fase IV y no tanto el de sueño MOR, que se mantiene más
constante a lo largo de la vida.
Las
personas de edad avanzada tienden a aumentar el tiempo de permanencia en la
cama. Muchas de ellas dormitan fácilmente durante el día varias siestas cortas.
Durante
el sueño profundo (Fase III), se produce la restauración física y durante el
sueño MOR la restauración de la función cognitiva (proceso de aprendizaje,
memoria y concentración).
Fuentes:
Dulces sueños!
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