Espiritualidad


Nuestra espiritualidad, ese hilo energético, que nos conecta con nosotros mismos, hacia nuestro interior y que, al mismo tiempo nos permite relacionarnos con otras personas, formando grupos que a su vez interactúan con otros semejantes, según sea el nivel de adaptación a los paradigmas que, mediante un sistema de creencias, rigen una comunidad y luego una sociedad, no es propiedad exclusiva del ser humano. Efectivamente, el espíritu, esa energía sutil, que no vemos, ni oímos, ni tocamos, es decir, imperceptible a los sentidos conocidos, trasciende nuestro Ser.
Por eso, si se considera al espíritu como una subjetividad que permite abrirse y relacionarse, eso significa que trasciende del ser, en definitiva es una relación de vida. Así, no podemos vivir solos, estamos condenados necesariamente a convivir. No podemos dejar de estar conectados.
Si llegamos a esta conclusión, debemos estar conscientes que, ese hilo invisible que nos liga con nosotros mismos, con otros y con nuestro entorno compuesto por una multiplicidad de relaciones que nos vinculan con cosas, con la Naturaleza, el Cosmos, el Universo infinito es, un Vínculo que está presente y que lo ha estado en cada etapa del complejo camino de la evolución. De allí que nada podamos hacer sin que de alguna manera repercuta en nuestras relaciones. El espíritu, vive y nos fuerza a con-vivir. Todo es Uno.

“No puede ser desconectado del proceso evolutivo. Pertenece al cuadro cosmológico. Es la expresión más alta de la vida, sustentada a su vez por el resto del universo.
La concepción contemporánea, fruto de la nueva cosmología, dice: el espíritu posee la misma antigüedad que el universo. Antes de estar en nosotros está en el cosmos. Espíritu es la capacidad de inter-relación que todas las cosas guardan entre sí. Forma urdimbres relacionales cada vez más complejas, generando unidades siempre más altas. Cuando los dos primeros “topquarks” comenzaron a relacionarse y a formar un campo relacional, allí estaba naciendo el espíritu. En cierto grado, todos los seres participan del espíritu. La diferencia entre el espíritu de la montaña y el del ser humano no es de principio sino de grado. El principio funciona en ambos, pero de forma diferente.”


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