Seguimos hablando del pantalón (III)
En la historia del pantalón, las connotaciones sociales y
políticas, estuvieron siempre presentes señalando la denodada lucha de género,
cuyos resultados van vislumbrándose muy lentamente con el paso del tiempo.
En este inexorable camino, encontramos muchos ejemplos de personalidades que enarbolaron las banderas de la igualdad de derechos en favor de la mujer, entre ellos el del uso del pantalón.
En este inexorable camino, encontramos muchos ejemplos de personalidades que enarbolaron las banderas de la igualdad de derechos en favor de la mujer, entre ellos el del uso del pantalón.
La comentada escritora, Christine Bard, cita como algunos ejemplos a: George
Sand, Sarah Bernhardt (escritoras) y Brigitte Bardot (artista
de cine).
Para el socialismo y el feminismo, ambos de dimensión internacional, expresa la autora, la vestimenta comenzó a ser un instrumento de lucha. Ésa era, por ejemplo, la opinión de la inglesa Catherine Bamby, quien publicó en Londres The Demand for the Emancipation of Women (1843): “La mujer es esclava de las instituciones políticas, pero también sierva de las reglas sociales: las costumbres, sobre todo vestimentarias, la tiranizan”, escribió.
Para el socialismo y el feminismo, ambos de dimensión internacional, expresa la autora, la vestimenta comenzó a ser un instrumento de lucha. Ésa era, por ejemplo, la opinión de la inglesa Catherine Bamby, quien publicó en Londres The Demand for the Emancipation of Women (1843): “La mujer es esclava de las instituciones políticas, pero también sierva de las reglas sociales: las costumbres, sobre todo vestimentarias, la tiranizan”, escribió.
“Yo me vestía de hombre para no
molestar ni ser molestada”, dirá la militante anarquista Louise
Michel (1830-1905). Aunque muchas
veces, por el contrario, se trataba precisamente de molestar.
Agrega que, la progresiva
popularización del pantalón a lo largo del siglo XX no fue sólo producto de la
lucha por la igualdad de sexos. Otros factores también influyeron: la
banalización de las actividades deportivas, la preocupación por proteger el
cuerpo femenino y desde luego, el aumento vertiginoso del trabajo femenino, que
se aceleró al final de cada una de las guerras mundiales.
“Tampoco se puede olvidar a la
vanguardia artística, pintoras, cantantes, actrices, escritoras, modelos y
mundanas de un París-Lesbos, donde los idilios sáficos habían dejado de
ocultarse”, precisa Bard.
Hola mi querida ZM, aunque no me pase ucho, te sigo y quiero que sapas que tienes todo mi cariño.
ResponderEliminarBesos
Nela
Interesante entrada. Muy grato pasar por tu rincón. Enhorabuena.
ResponderEliminarCordial saludo y feliz fin de semana.
Ramón
Hola, mi querida Nela. Una alegría inmensa me ha causado tu visita. Gracias por acompañarme en este camino. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Ramón por tu visita y alentadoras palabras.Otra alegría.
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